La capital francesa busca acciones para reducir la contaminación acústica. Entre las diversas propuestas, la más popular conduciría a la prohibición de la circulación de vehículos de motor de dos ruedas, con excepción de los eléctricos.
Ciertas noticias nos engordan el hígado a los motociclistas. A algunos más, a otros menos, les habrá molestado leer el título de este artículo, como lo estábamos al conocer la noticia del sensacional éxito de una propuesta que llevaría a la prohibición de la circulación de motocicletas y scooters equipados con motores de gasolina. La iniciativa se enmarca en un escenario que ve Francia es muy activa en la reducción de la contaminación acústica. Precisamente hace unos días habíamos hablado de la sistema medusa (aquí el artículo), que utiliza cuatro micrófonos para detectar el nivel de emisión de los vehículos y plantear sanciones (135 euros) a los infractores que superen el límite legal.
Ahora vamos más allá, porque desde el pasado mes de octubre se estudian medidas para reducir la contaminación acústica (tema sobre el que la capital francesa se mueve desde el ya lejano 2015), que van más allá de los radares de ruido, hasta el límite de los 30 km/h y a otras iniciativas ya implementadas. De las 142 propuestas los mas votados, escucha, escucha (realmente hay que decirlo), es la que prohibiría la circulación de vehículos de 2 y 3 ruedas con motor térmico. Hubo 944 votos a favor, con solo 307 en contra, lo que parece culpar a los motociclistas. Ahora será necesario entender si y cómo se tendrá en cuenta esta indicación, pero el temor es que de alguna manera pueda haber repercusiones prácticas. Ya en otras ciudades (Madrid por ejemplo), hay vetos en bandas puntuales (de noche) y en algunas zonas de la ciudad.
Por otro lado, las divisas irán a parar a otros factores, como el muestra bastante pequeña de estas consultas (hubo 26.742 participantes, menos del 1% de los habitantes de París), o los derechos del propietario de uno de estos vehículos, que sería incapaz de seguir utilizándolos. Ciertamente el proceso de electrificación en curso podría beneficiarse de esto, acelerando los tiempos también con respecto a la propuesta de veto a la venta de vehículos de propulsión térmica que debería comenzar a partir de 2035 (aquí uno de nuestros artículos sobre el tema).
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