Difícil llamarse Oliver Bayliss, especialmente si compites en motos y frecuentas el mismo paddock donde papá escribió la historia. El hijo de la legendaria Troya no brilló este año. Eso sí, no se esperaba una temporada pirotécnica del australiano de diecinueve años que, entre otras cosas, había empezado el año con una mala lesión. Seguramente, sin embargo, era legítimo esperar algo más que el decimosexto puesto en el Campeonato del Mundo de Supersport a horcajadas sobre la Ducati del Team Barni.
Teóricamente Oliver Bayliss lo tenía todo en su máxima expresión: equipo, moto, técnicos y un padre atento y cariñoso que siempre le siguió de la mejor manera posible. Durante el año hizo algunas buenas carreras pero todavía muy por debajo de las expectativas generales. Algo salió mal, no sabemos qué. El año que viene el equipo de Marco Barnabò se centrará en Yari Montella, un nombre no altisonante pero un joven piloto de Campania que ya ha demostrado que sabe ganar (leer aquí).
En su lugar, Oliver Bayliss correrá con el D34G Racing de Davide Giuliano. No hay anuncio oficial, que debería llegar a principios de la próxima semana. Giuliano, por su parte, se lanza a un gran desafío: sacar el máximo partido a Oli y así triunfar en una empresa en la que ha fracasado un noble equipo.
A principios de la próxima semana también debería oficializarse el piloto del equipo Vince64 by Puccetti aunque en este caso el nombre no parece tan obvio todavía. En teoría, el piloto debería seguir siendo John McPhee.
Dentro de unos días también deberíamos saber quién montará la Kawasaki de Lucio Pedercini. La negociación con Leandro Mercatdo parece haberse estancado y por tanto el ciclista argentino corre el riesgo de encontrarse a pie. ¿Está Lucio en España a partir de hoy para encontrarse con un piloto? Quizás. Se esperan novedades pronto.
foto de WorldSBK