A Álvaro Bautista le faltó la apuesta ganadora para prestigiar aún más la maravillosa aventura Ducati en Superbike ’22. Lo bonito de poder jugar sin preocuparte por el ranking es poder dar rienda suelta al talento y la intuición, así lo hizo el español. En la parrilla de la Superpole Race de Phillip Island pidió montar dos slicks, al margen de los riachuelos de agua que aún surcaban los rincones de Phillip Island. Los rivales Jonathan Rea y Toprak Razgtalioglu fueron más seguros: lluvia delante e intermedio detrás. Locura contra la razonabilidad durante diez rondas de una sola vez.
funambulista
En la salida Bautista hizo la cuerda floja, navegando a la vista entre los escollos de la pista. En las dos primeras vueltas se hundió hasta la cola del grupo, recogiendo diez segundos por detrás de los dos de delante, acompañado de un Alex Lowes que recuperó impulso en Australia. Cuando la pista empezó a secarse, Bautista encendió el turbo y empezó a remontar la corriente. A partir de la tercera de las diez vueltas empezó a hacer tiempos 2-3 segundos más rápidos: a dos vueltas del final chocó contra Toprak y Rea, deshaciéndose de ellos sin preocupaciones. El decimoquinto triunfo de la temporada a esas alturas estaba sobre hielo: “Fue una de las victorias más emocionantes de su carrera” comentó Alvarito, a las puertas de su 38 cumpleaños.
