El evento mediático de los Premios FIM es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo. Sucio porque te ensucias de harina, solo por eso. Álvaro Bautista lo hizo y con una sonrisa desde el primer hasta el último momento. El Campeón del Mundo de Superbikes fue el gran protagonista del Piadina Challenge, en el centro histórico de Rimini. Ausente Pecco Bagnaia, Alvaro se confirmó como un campeón de la disponibilidad y la simpatía, prestándose para fotos, selfies y charlando con todos.
Amasó la piadina, la llenó y probó las diversas especialidades gastronómicas de la Romaña.
«Me gusta cocinar – dijo Álvaro Bautista mientras forcejeaba con la masa – A menudo también lo hago en casa. Me encanta la cocina italiana y romañola, hace veinte años que vengo a estos lugares para las carreras”.
El año que viene, sin embargo, espera venir a Emilia Romaña una sola vez, para la carrera de Misano y no tener que volver también para la carrera de Imola de la que tanto se está hablando en este periodo. A Álvaro Bautista no le gusta correr a orillas del Santerno porque considera que esa pista es demasiado peligrosa para las motos, sin vías de escape.
Sam Sunderland, Toni Bou, Tim Gajser y muchos otros campeones también participaron en el «Desafío Piada». Suderland disfrutó de una especie de lanzamiento de la piadina bajo la mirada divertida de los presentes. El desafío del relleno lo ganó la campeona mundial de trial femenina Emma Bristow.
Bautista había relleno su piadina con pulpo y patatas inspirado en el pulpo gallego.
Por la tarde los pilotos participan en un acto benéfico a puerta cerrada y en el encendido de las luminarias y por la noche, esmóquines para la entrega de premios. Bautista lo toma con filosofía, pero ciertamente no puede esperar a que el centro de atención se dedique a ser padre y jugar con sus niñas.
Foto Marzio Bondi