Sofia Torri tiene 31 años y lleva 30 asistiendo al paddock de MotoGP. Parece raro pero lo es. Hija de Giovanni Torri, histórico mánager del equipo escocés, de niña iba al hipódromo con su familia. Se apasionó por los motores sin perder nunca de vista sus estudios. Se graduó y lleva diez años trabajando en motociclismo. Actualmente Sofia Torri es Project Manager y responsable de los eventos de pista de Alpinestar. Por lo tanto, participa con la empresa veneciana en las carreras de MotoGP y en muchos otros eventos importantes, a excepción de la Fórmula 1.
“El paddock es mi hogar – le dice Sofia Torri a Corsedimoto – Conozco a todos allí, muchos me han visto crecer. Mi padre fue primero patrocinador de Bruno Casanova, luego del equipo escocés del que también era socio. SEstuve en el circuito por primera vez en 1993, cuando tenía un año y medio. Durante unos años fui a todas las carreras con mamá, papá y mi hermano. Era una forma de pasar un rato juntos porque por lo demás mi padre siempre estaba muy ocupado con su empresa”.

Con Team Scot has vivido emociones únicas.
“Ha habido algunos años maravillosos, luego 2009 fue increíble. Era el último año de la 250 y Honda ya había decidido retirarse. El equipo era realmente genial, una gran familia. Ganamos el Campeonato del Mundo con Aoyama en la última carrera y fue una alegría inmensa. Tenía 17 años y nunca olvidaré esos momentos».
¿Decidiste entonces trabajar en motociclismo?
“Sí e hice un buen lío. Empecé a trabajar en la hostelería del Team Lorenzini. Quiero agradecer a Vanni que fue realmente como un padre a nivel profesional: me ayudó mucho a lo largo de mi camino, fue un verdadero punto de referencia. Luego fui llamado por Sandro Carusi y fui Team Coordinador de su equipo. En 2015, en mi debut en este cargo, inmediatamente ganamos la primera carrera en Aragón con Roberto Tamburini y fue un sueño. Luego estuvimos cerca de ganar la Copa del Mundo STK 1000. Fue un año maravilloso. Después de dos años con Carusi trabajé unos meses en Sic58 y allí conocí a Tony Arbolino así que empecé a colaborar con GreyhoundRacing, la empresa que lo gestionaba. Trabajo para Alpinestar desde 2019”.
¿Dejaste Romaña para mudarte a Veneto?
“Voy a eventos pero también trabajo en la empresa así que tuve que mudarme. Alpinestar es un gimnasio extraordinario, extremadamente educativo, una experiencia de vida. Pero soy de Romaña y extraño mi tierra. En el futuro me gustaría acercarme un poco más a casa, por otro lado nací y crecí en Motor Valley. Me gustaría seguir trabajando en el motociclismo pero sin tener que vivir en otra región. Estoy muy unida a mi familia y mis padres vienen a las carreras cuando pueden. De todas formas, no podía estar lejos de las motos, y del paddock, soy súper apasionado y la pasión es el combustible de todo”.
