En la parrilla estaba la Yamaha de Dean Berta, pero podía estar la de cualquier otro como él: jóvenes lanzados a la pista como si fueran carne para el matadero y una soga tirada larga, que se vino a romper.
Nos hubiera gustado reunirnos aquí, como todos los lunes, para comentar las hazañas de nuestros pilotos con esa pizca de ironía que siempre ha acompañado a nuestra columna a principios de semana. Esta vez, sin embargo, las lágrimas se derramaron por un chico arrancado de su vida a los 15, mientras hacía lo que más amaba, correr.
A las 10:15 de la mañana del domingo, por el recto de Jerez, La R3 de Dean Berta Vinales estaba en exhibición, pero podría haber la bicicleta de cualquier otro chico como él. Una cuerda tirada durante mucho tiempo en los últimos años, que lamentablemente ha llegado a romperse. Chicos jóvenes, la mayoría de ellos principiantes, tirados a la pista como si fueran carne en una categoría donde el peligro y el exceso estaban a la vista de todos. Lástima que nunca se hizo nada concreto para intervenir, porque aparentemente el espectáculo y el negocio valían mucho más que una vida humana.
Chicos con historias diferentes entre sí, pero que al final todos lucen iguales una vez que te pones el traje y el casco. Los ves primero bajan la visera y luego se rompen cuando las luces se apagan, luego aquí están todos atrapados en esos grandes grupos de 10-15. Están los que se equivocan, los que se embarcan, los que caen, los que esquivan, los que se enderezan. Cuestión de centímetros, muchas veces decisiva, muchas otras fatales, como le sucedió al difunto Dean Bertan el sábado por la tarde. Luego el silencio, la espera, la que no pasa y finalmente las lágrimas por una pérdida que deja un vacío dentro de todos que no se puede llenar.
Varias veces en los últimos años se ha hablado del SuperSport 300 y su dinámica que te desconcertará por decir lo menos: 40 corredores en la salida, repetimos 40 corredores en la salida, en motos de 160 kg con todas las mismas prestaciones donde se vuelve complicado marcar la diferencia y la norma es encontrarte en el grupo codando como si fuera el sprint de un carrera ciclista.
Podríamos intervenir, de hecho tuvimos que intervenir para prevenir, y en cambio no se hizo nada. Quien tuvo que asumir la responsabilidad, porque su tarea, pensó bien que era mejor dejarlo todo al destino, que el sábado por la tarde presentó una gran factura a pagar en Jerez.
Se puede parar o no, reflexionar y comprender, pero aparentemente es difícil aprender y prevenir. De hecho, la película vuelve a ser la misma, exactamente 24 horas después, como alguien nos susurró en el paddock el domingo por la noche: “Tu dices bien que ssomos como carne de matadero, en la Carrera 2 siempre las mismas escenas, id a veros de nuevo en la última vuelta “. Alguien más agregó: “Ha habido recortes en los ingresos verdes, irresponsables y, como siempre, ninguna medida. En efecto no, descalificaron a uno, ¿y al otro a 15?“
Mientras tanto, el espectáculo debe continuar y en menos de siete días la categoría celebrará a su nuevo Campeón en Portimao. Habrá muy poco que celebrar y al parecer ni siquiera las ganas.
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