Fabio Quartararo perdió el título de campeón mundial contra Pecco Bagnaia. Ha visto resbalar el trono de MotoGP de sus manos no tanto por una diferencia de talento como por un desfase técnico. Fue sobre todo la Yamaha M1 la que perdió contra la Desmosedici GP22, sin restarle nada al talento piamontés que supo aprovechar al máximo las armas de que disponía. La batalla por el campeonato mundial terminó solo en la última ronda en Valencia, con una diferencia de 17 puntos. Una derrota que ahora reclama una revancha.
La temporada de MotoGP comienza cuesta abajo
Desde el inicio del Mundial 2022, Fabio Quartararo intuyó que sería difícil, tras un invierno de errores de los ingenieros. Otra decepción es la falta de actualizaciones útiles para la actual temporada de MotoGP, a excepción de un basculante. También por ello aplazó la renovación de contrato, con una firma que cada vez parecía más lejana. Hasta que el anuncio de la despedida de Suzuki desequilibró los juegos del mercado y el piloto de Niza consideró oportuno quedarse con Yamaha. Después del 9º puesto en el debut en Qatar, un podio alentador llegó a Indonesia, bajo la lluvia. Primera victoria en Portimao, cuando el calendario hacía un parón en Europa, mientras que Quartararo aprovechaba los errores de Bagnaia y los retrasos de Ducati. Todo había ido sobre ruedas hasta Sachsenring…
Segunda parte de la temporada fatal
La caída en Assen con la pena asociada que se cumplirá en Silverstone representó el comienzo de la fase menguante. Pero en realidad, el campeón de Yamaha ya intuía que algo andaba mal desde la pretemporada. “Debido a Covid, el desarrollo del motor se detuvo durante 18 meses. Esperaba tener algo nuevo para el comienzo del año, pensé que los japoneses se tomaron un tiempo para prepararse, para mejorar nuestro desempeño.“. En cambio, Losail vio homologada la especificación del motor 2021 debido a problemas de confiabilidad en la última evolución de 2022. La comparación con los rivales directos encendió inmediatamente una alarma: adelantar en las rectas era imposible y cuando el M1 no arrancaba en primera fila la presión del neumático delantero se sobrecalentó causando pérdida de adherencia.
El desfase con las Ducati
La segunda parte del campeonato fue fatal para Fabio. “Ducati firmó un final de temporada increíble. En cambio, no hemos dado un solo paso adelante – spiega ‘El Diablo’ a Moto Revue Magazine -. Lo único nuevo que he tenido en toda la temporada es un basculante”. Quartararo se vio obligado a ir siempre al límite, al hacerlo también cometió errores que le costaron puntos preciosos. Pero incluso dentro del garaje de Yamaha, algo no funcionó: “En Japón debimos haber probado el neumático duro por la mañana, en Tailandia cometimos un error con el neumático delantero y la presión de los neumáticos.“. La verdadera prueba de la verdad fue que el GP de Italia cerró en el podio detrás de Pecco. “En Mugello todo el mundo estaba satisfecho porque terminé segundo. Me dio la impresión de que nadie se daba cuenta del lío en el que estábamos. Cuando los demás progresaron, nos quedamos quietos.“.
Compañeros de caja
En comparación con el año anterior, la YZR-M1 no solo no había progresado en el motor, sino que las Ducati habían mejorado en las curvas y adquirido agilidad en los cambios de dirección. Precisamente esos que eran sus puntos fuertes hasta unos meses antes. “Aunque sabía que tenía más posibilidades de ganar que antes, mi bicicleta no me permitía“. Finalmente, sus compañeros de equipo, Franco Morbidelli y Andrea Dovizioso, no consiguieron el apoyo necesario para progresar desde el punto de vista técnico. Fabio Quartararo se ha encontrado solo ante un nutrido grupo de Ducatis difíciles de superar. Y subraya: “Como Maverick Viñales ya no está en el equipo, la bicicleta ya no es competitiva.“.
Foto: MotoGP.com