La fractura de omóplato sufrida en el GP de Portugal marcó de forma irrevocable la temporada de Enea Bastianini. La nueva aventura a lomos de la Ducati del equipo oficial ha comenzado bajo una mala estrella, el título mundial es un sueño a posponer hasta el próximo año. Pero a partir de Silverstone, el ciclista de Romaña asistido por Carlo Pernat todavía tiene mucho por jugar. El ascenso de Marco Bezzecchi y los buenos resultados de Jorge Martín ponen en riesgo su reconfirmación en 2025.
El debut en el equipo oficial de Ducati
En el Campeonato del Mundo de 2022, tercero en la clasificación final con cuatro victorias en el equipo satélite de Gresini, el joven de 25 años de Roma tenía grandes expectativas de pasar al equipo oficial. Se esperaba un reñido desafío con el vigente campeón Francesco Bagnaia, un duelo dentro del garaje de Ducati que habría emocionado como en los días de Valentino Rossi y Max Biaggi. En cambio, el contacto en la carrera sprint de Portimao con Luca Marini le costó caro. No había forma de operar la fractura del hombro, pero Enea Bastianini tuvo que esperar un largo tiempo de parón que le excluyó de la carrera por el trono de MotoGP, impidiéndole ganar confianza con la Desmosedici GP23 y el nuevo equipo.
El campeón del mundo de Moto2 volvió a Jerez a finales de abril en la temporada 2020, pero acabó antes de tiempo el fin de semana de carreras por unos dolores. En el siguiente Gran Premio de Le Mans levantó la bandera blanca para permitir que las secuelas de la lesión siguieran curándose. Recién a principios de junio en Mugello, dos meses y medio después de la caída de Portimao, “Bestia” volvió a subirse al sillín sin estar todavía en la mejor forma física. Terminó noveno en el Gran Premio de Italia y octavo en el Gran Premio de Alemania, y se retiró en Assen. Al final de la primera mitad del campeonato sumaba apenas 18 puntos en la clasificación, pero sobre todo a Enea le falta confianza con la moto de fábrica.
Bastianini y la caza del tiempo
La adaptación de Bastianini a la GP23 está lejos de terminar debido a su largo parón por lesión. “Todavía tengo que encontrar la fórmula mágica para esta bicicleta. Mi estilo de conducción todavía no es el correcto. Necesito un poco más de tiempo para entender esta bicicleta, hasta el punto en que se adapte a mi estilo de conducción.“, dijo el obispo de Rímini. La mayor diferencia con respecto a la Desmosedici GP21 radica en el motor. “La respuesta del acelerador es diferente. Pero el freno motor también es muy diferente. En frenada, que suele ser uno de mis puntos fuertes, de momento sigo perdiendo tiempo, pero primero tengo que entender en qué zona tenemos que trabajar.“. Se establece sobre todo un hecho: “todavía necesito tiempo“. A partir de Silverstone, sin embargo, no habrá más coartadas.
Foto: MotoGP.com