En Le Mans Pecco tendrá que demostrar que puede seguir estando al nivel de Fabio, sin olvidar a Espargarò que está completando la transformación de patito feo en cisne
Les dejamos hace poco más de una semana en el podio de Jerez, ambos contentos tras una carrera en la que dieron una lección de conducción a los demás. Pecco Bagnaia estaba en el escalón más alto, un escalón por debajo de Fabio Quartararo, quien, sin embargo, podía estar satisfecho con el primer puesto del Campeonato del Mundo. Esperábamos un mano a mano entre ellos desde el primer GP, llegó al sexto y ahora nos preguntamos si seguirá así toda la temporada.
El italiano y el francés eran los favoritos cuando el campeonato aún no había comenzado, lo siguen siendo aunque la balanza por el momento está del lado del piloto de Yamaha. No tanto por la ventaja en la clasificación (33 puntos a estas alturas de la temporada no son muchos) sino por por lo que ha demostrado el Diablo hasta aquí. Ni un fallo, una victoria y tres podios. Fabio corrió como el campeón del mundo que es, apretando los dientes en las dificultades y aprovechando las buenas oportunidades.
Lo opuesto al comienzo de año de Pecco. En Qatar tuvo una pelea con su Desmosedici y esa pelea lo retrasó por algunas carreras. Sin embargo, en el momento más bajo (la caída en la clasificación de Portugal que le provocó un golpe en el hombro) consiguió levantarse. La remontada en Portimao fue bonita (pero los puntos ganados fueron pocos) y el fin de semana español fue fantástico. Lo que todos esperaban de él.
En Le Mans, sin embargo, Bagnaia tendrá que demostrar que Jerez no fue la excepción, sino la regla y que podrá plantar cara a su rival durante toda la temporada. Partiendo de un circuito donde ninguno de los dos ha ganado nunca (o mejor dicho, lo hizo el italiano, pero en Moto2). Con previsiones que prometen un comienzo de verano, será un fin de semana normal y decisivo.
Asi que diferentes a las de las dos últimas ediciones, en las que la lluvia fue protagonista junto a las Ducati: en 2020 el conducido por Petrucci, en 2021 por Miller. Dos buenos precedentes para la Roja, pero como se mencionó esta vez no será el clima el que incline la balanza.
Será un GP ‘suave’ en el que Bagnaia y Quartararo podrán y deberán continuar su tira y afloja, pero sin olvidar que no correrán solos. Entre dos broncas siempre hay una tercera rueda y esta vez la representa la pareja formada por Aleix Espargarò y Aprilia, que viven una luna de miel que empezó con la victoria en Argentina.
Es fácil olvidarse de ellos, porque la RS-GP lleva años siendo el patito feo de MotoGP y lo mismo se puede decir del español. Ahora, sin embargo, las cosas han cambiado, la transformación definitiva en cisne cada vez más cerca. No es casualidad que Aleix sea, junto a Quartararo, el único piloto que siempre ha puntuado este año y, de nuevo como Fabio, el único que ha subido tres veces al podio. La clara demostración de que los resultados de Noale no son fruto de una coincidencia favorable, sino de una madurez lograda y sólida.
En Jerez, sin Márquez y Miller, el desprendimiento de Espargarò de Bagnaia hubiera sido más humano y su ritmo mucho mejor que el del resto de la parrilla.
Se ha dicho que una vez en Europa el grupo de aspirantes al título se reduciría. Todavía no ha sucedido del todo, pero después de Le Mans las ideas serán más claras.