Cuanto más ruido hacen las motos, más nos emocionamos. No se puede negar, a los amantes del motociclismo les encanta. “todo ese hermoso desastre” mientras cantaban los Finley. Esto se aplica a todos los deportes de motor. Los aficionados a la F1 se escandalizaron con la introducción de unidades de potencia híbridas, que son menos ruidosas que los motores multifraccionales y sin escape utilizados hasta ahora. Quienes viven cerca de los circuitos se quejan constantemente de la contaminación acústica, siempre ha sido así y seguirá siendo así hasta que las motos eléctricas sustituyan a los motores de combustión interna, si es que eso llega a suceder. Pero ¿cuáles son realmente los riesgos para la salud, no sólo para los habitantes, sino también y sobre todo para quienes trabajan en el motociclismo?
Casi siempre tendemos a subestimarlos. Sólo en el campeonato de MotoGP mucha gente utiliza tapones para los oídos y auriculares; en Superbike, especialmente en los campeonatos nacionales, estos dispositivos rara vez se utilizan. Eso sí, en MotoGP el límite es 130 dB mientras que en Superbike 115 dB y en CIV SBK 105 dB por lo que es normal que en MotoGP no puedas quedarte sin auriculares. Sin embargo, incluso el ruido generado por las motocicletas de serie puede causar daños graves. Muchos trabajadores de los potreros se quejan de pérdida de audición y quienes se someten a controles encuentran problemas concretos.
Sin embargo, los pilotos no están sujetos a controles audiométricos. Si a nivel visual la FIM impone una agudeza visual mínima con ambos ojos de 10/10, la licencia también se puede expedir a personas con problemas de audición, siempre que evidentemente no tengan trastornos del equilibrio. A ningún piloto se le ocurriría someterse espontáneamente a los controles. En el motociclismo, los riesgos asociados al ruido se toman a la ligera. En el sector de las cuatro ruedas ya se ha dado el caso de un piloto que tuvo que abandonar la actividad competitiva y sufrió una invalidez permanente: el belga Wolfgang Reip que competía en GT.
La Organización Mundial de la Salud define el ruido superior a 65 decibelios como contaminación acústica. Por encima de 100 dB se pueden tener problemas graves como una pérdida permanente de audición y otras patologías graves como el tinnitus. Sería recomendable utilizar siempre tapones para los oídos y auriculares, incluso en ligas menores, o simplemente intentar adoptar las medidas necesarias para reducir el ruido. Pero en este caso se produciría un levantamiento popular por parte de los entusiastas del viejo estilo.
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