Ha hecho falta algo de tiempo, pero Aron Canet finalmente ha encontrado su camino. En el GP de Portimao llegó el momento de gloria del español, que en varias ocasiones pareció cerca de su primer triunfo en Moto2, pero nunca lo consiguió. Hasta este domingo: el día del desastre del Speed Up, el abanderado del Fantic, aunque muy cercano a López antes de su accidente, logró no perder nunca la concentración. Sin errores ni la más mínima distracción: una vez al mando, Canet dejó atrás a todos los posibles rivales y se fue volando con confianza. Llega así la primera gran alegría de su carrera en Moto2, que también le vale la victoria en segunda categoría para la marca lombardo-veneciana.
“Lo hicimos”
“Increíble, es increíble”. Son las primeras palabras de Aron Canet, que se mostró realmente emocionado al final de una empresa personal que casi no parecía tener éxito. Es su quinto año en Moto2, hasta ahora nunca había pasado del segundo escalón del podio. “Tantas emociones, es difícil comentar” admitió el piloto de Fantic Moto2 a motogp.com, antes de extender su agradecimiento. “Mi equipo, mi familia, mi esposa, amigos, patrocinadores, fanáticos… Por el apoyo a lo largo de los años, no hubiera sido posible sin todos ellos. Fue muy difícil pero lo logramos, ¡ahora pensemos en el siguiente!”
Hechizo roto en Moto2
Los resultados hablan por sí solos: los podios llegaron, pero la victoria se había convertido en una especie de maldición. Es un resultado facilitado en parte por la caída de López del liderato, pero hay que subrayar que el #44 estaba cerca, esperando aprovechar el momento adecuado para intentar minar al abanderado del Speed Up. “Era mi día, pero lo sentí desde el principio” declaró el piloto de Moto2. “Me quedé detrás de Alonso y se había creado un cierto margen, tenía la situación bajo control y luego pensé en apretar hasta el final de la carrera”. Pero no fue necesario, le bastó con seguir con el control total para llegar a esa ansiada meta.
Foto: Fantic Racing