Michele Pirro vive este momento con mucha serenidad. Este año no es el rey indiscutible del CIV como los otros años pero sigue siendo el protagonista. Afronta el parón estival de la tricolor de Superbike con la conciencia de poder jugar hasta el final. Quedan cuatro desafíos, repartidos en dos rondas: 2 y 3 de septiembre en Mugello, 7 y 8 de octubre en Imola. Dos pistas de primer nivel para decidir un campeonato que hasta ahora ha estado mucho más disputado de lo esperado. Michele Pirro apunta al décimo título italiano, pero la misión no es tan obvia como en temporadas anteriores.
“Misano fue un fin de semana especial – recuerda Michele Pirro en Corsedimoto– Siempre había sido primero en todas las sesiones, el sábado fue una gran carrera, una gran fiesta y estaba muy contento de ganarla. Además, nunca había visto tanta gente en el CIV. De mis 63 victorias, es una de las que más recordaré porque la entrega de premios se realizó en la Plaza, donde está el Garage 51. Fueron muchos amigos, mi esposa, mi hija, entonces fue una gran felicidad para mí” .
Después de una noche de sábado para recordar, el domingo había sido muy amargo.
“Algo no funcionó el domingo, hubo algunos problemas, luego tocamos con Zanetti y caí, pero sigo luchando por el campeonato, aún está por decidir. La temporada será hermosa hasta el final. Podemos ganar o perder: veremos cómo va la Superbike en Imola. Me caí en Vallelunga mientras algo no funcionaba en Misano: lo siento, pero son carreras. Zanetti es muy bueno porque es muy regular. Está al frente de la clasificación, pero todavía tenemos nuestras cartas para jugar en Mugello e Imola. Cada año es una historia diferente y las carreras nunca son un hecho. Sin embargo, tenemos la conciencia de ser rápidos y poder luchar hasta el final”.
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