Ferrari había prometido que la búsqueda de la fiabilidad sería el punto de partida decisivo para lanzar un ataque a Red Bull por parte de un siempre desatado Max Verstappen. Pero el inicio del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 está cuestionando seriamente estas buenas intenciones. Charles Leclerc se quedó de pie en la fase inicial del GP inaugural en Bahréin, por el fallo de la unidad de control. Y en vísperas de la segunda vuelta en Arabia Saudí, la Scuderia decide, «prudencialmente», sustituir ambos motores en los monoplazas del mismo francés y su compañero Carlos Sainz. Le recordamos que, como resultado de la introducción de la tercera unidad de control (¡dos se perdieron en Bahrein!), Leclerc tendrá diez áreas de penalización en la alineación de Jeddah.
Solo tres unidades de potencia para 23 GP
Ferrari presenta así el segundo de los tres motores disponibles por reglamento para ser utilizado en los 23 GP previstos por el calendario mundial. Hay mucho de qué preocuparse si las perspectivas son estas: a partir del tercer lugar, cada nueva unidad de potencia introducida dará como resultado que comience desde la parte posterior de la parrilla, lo que significa un GP seriamente comprometido. Ya en la vertiginosa Corniche de Jeddah, recuperarse de más de la mitad de la parrilla será un desafío. Siempre que todo funcione, porque las advertencias técnicas no son tranquilizadoras. ¿Cuál es el oscuro mal que complica los planes de Ferrari?
¿Qué ocurre?
La unidad de potencia incluye un motor de combustión interna, MGU-K (la unidad que transforma los gases de la turbina en energía), MGU-H (motor eléctrico), kers, unidad de control y baterías. El reemplazo completo es un síntoma de que los técnicos de Ferrari no han identificado claramente la naturaleza de las anomalías que surgieron en Bahrein. También hubo señales de preocupación el viernes en Arabia Saudí: Charles Leclerc, durante la FP2, pidió a los técnicos que comprobaran el funcionamiento del embrague. Además, ambos Reds han rodado con poca potencia, con una puesta a punto electrónica de seguridad, finalizando la sesión a siete décimas del habitual Red Bull. El ritmo de carrera es un poco mejor de lo que sugiere la clasificación, pero el GP de Arabia Saudita todavía comienza en medio de mil dudas. Ferrari tiene una enfermedad oscura, Leclerc y Sainz ciertamente no pueden estar tranquilos. Y la afición de la Roja tampoco…
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