por Giuliano Pugolotti*
Ser un organizador es difícil. Necesitamos llegar a fin de mes y hacer latir el corazón de quienes pagan el boleto. Sin embargo, las cuentas y las emociones son dos cosas que muchas veces van –quién sabe por qué– al contrario. El campeonato mundial en este momento se basa en las reglas más básicas de marketing. Carrera y media por el precio de una: te ofrecen la carrera sprint de MotoGP además de la del domingo. Lo hace para complacer a los que pagan la publicidad y los derechos televisivos ya los que pagan la entrada. Las promociones generalmente se realizan cuando el producto tiene dificultades para salir.
Aquí está la cosa.
MotoGP parece estar en busca de una identidad original, cuando para un aficionado como yo, el motociclismo siempre ha tenido una identidad. Lo importante es no perderlo. Este es el otro punto.
Creo que hay que defender la esencia y su valor sin convertirse en la copia distorsionada y antinatural de las cuatro ruedas. El motociclista es históricamente más espartano, más rudo, más realista. Será por el equilibrio que se pierde en una fracción de segundo lo que nos hace más instintivos, sencillos y directos. Con nosotros te caes. En la F1 se estrella. Hay bastante diferencia. porque tenemos que unificarnos ¿cuándo nacimos así?
La Dirección de Carrera, las pesquisas de adelantamientos, las comunicaciones por radio desde los boxes del futuro próximo, el desfile de los pilotos en el carro. ¿Estamos seguros de que copiar otro producto es el camino? El motociclismo se ha hecho grande gracias a las leyendas de los pilotos que han hecho que los circuitos sean memorables. Las marcas de las motos que montaban se han convertido en iconos.
Los trajes, los cascos, los dorsales. Los Pilotos. Los que se caen y se vuelven a levantar. Los de recuperaciones impensables e impensables. Los de adelantamiento y carenados que lleven las marcas. Son cosas que todavía se ven parcialmente solo en las categorías menores, que sin embargo no llegan al gran público. Hoy en MotoGP se pierden cinco carreras por un hombro, cuatro o cinco carreras por un dedo. Los pilotos se muestran”seres normales”. Ya no son seres míticos para contar. Cuando tuve que hacer recuperaciones rápidas, también pensé: si el Jinete lo hace, yo también.
¿Quién me inspira hoy con esta normalización del formato de TV? ¿A las franjas verdes, a la polémica del día siguiente por dos carenados de más? Olvidémonos de las películas, las narrativas de las series de televisión. El motociclismo siempre ha sido una fuente de emociones reales.
Los necesitamos. Solo de esos. ¿O tal vez esta vez se ha ido?
*Giuliano Pugolotti, de 62 años, es ultramaratonista, periodista y escritor. Ha atravesado 25 desiertos en la Tierra: 6000 kilómetros de carrera, solo, al borde del mundo. Es un gran aficionado a las motos. Pronto volverá a la librería para contarnos su último reto. Siempre al límite, como los pilotos.