La Superbike tricolor es una película con un final predecible: listo y ya sabes quién gana. La primera prueba de Vallelunga, tercera de las seis etapas previstas, duró una curva. Lorenzo Zanetti intentó atacar a Michele Pirro, pero vio que la puerta de la vieja bóveda de Puglia le cerraba en la cara. A partir de entonces, el hombre del polo disfrutó de una tarde tranquila en la campiña romana. La brecha entre él y el resto ha crecido en el camino y el cuarto éxito consecutivo nunca parece estar en duda. Michele Pirro, pívot 62 del Superbike nacional, está haciendo el papel que tiene Álvaro Bautista en el Mundial: nadie parece poder batirle. La décima tricolor ya está servida en el plato, solo será cuestión de tiempo.
rejilla rota
El Superbike nacional se las arregla para presentar el mismo gris de partida enrarecido de los últimos años. Solo catorce titulares, y entre estos solo tres o cuatro tienen el potencial técnico y los “números” para poder aspirar al podio. Entre los perseguidores, el más acreditado a principio de temporada era Alex Delbianco, pero el fichaje por Yamaha Keope no está funcionando. Misano y Mugello han sido una decepción para el ciclista de Rímini, y aún en esta circunstancia no hay signos de mejoría. Única quinta posición para Alex, a una distancia estelar del ganador.
Zanetti tiene una oportunidad
Habiendo perdido pronto la rueda de Michele Pirro, el inmaculado Lorenzo Zanetti limitó el daño llevándose a casa la segunda posición. A pesar de una sanción por vuelta larga impuesta por traspasar los límites de la pista, Samuele Cavalieri se quedó con el escalón menos noble del podio. Mantuvo a raya a Riccardo Russo por menos de un segundo. Simone Saltarelli finalizó en sexta posición tras renunciar a su participación en el Campeonato del Mundo de Resistencia de Spa para correr en Vallelunga. Aquí las razones.
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