Alguien que deambulaba de incógnito por los boxes de Misano jura que Álvaro Bautista rodó mucho más rápido con la MotoGP de lo que asegura Ducati. Seamos claros, el extendido urbi et orbi de 1’32″590 es en cualquier caso un buen momento teniendo en cuenta que el español lleva cinco años sin montar un prototipo, sin conocer Michelin de última generación, aerodinámica, etcétera. Al fin y al cabo estamos a sólo seis décimas de la vuelta rápida del GP del pasado mes de septiembre. En general, un buen viaje. Pero, ¿quién nos dice que Ducati lo dijo bien? Nadie. Ponte en su lugar: si Bautista hubiera rodado aún más rápido, hacérselo saber habría sido un poco desestabilizador para los ocho pilotos que montan la Desmosedici en el Campeonato del Mundo. Pero, ya sea «correcto» o no, el tiempo de vuelta es, en última instancia, un detalle relativo. La prueba de Bautista en MotoGP fue muy intrigante por otras razones. Aquí están.
El motociclismo es una historia épica y loca.
Alvarito tiene 39 años, trece más que Francesco Bagnaia y pertenece a una generación de jinetes ya extinguida. La de Casey Stoner, Jorge Lorenzo, Valentino Rossi y Andrea Dovizioso. Todos los grandes de esta época ya se han rendido: algunos desde hace algún tiempo, otros más recientemente. Bautista, por su parte, está en pleno vigor competitivo. Ganó el Campeonato del Mundo de Superbikes ’22 sin duda alguna, y en este primer vistazo como número uno aún mejor: 14 triunfos en 15 carreras. Toprak Razgatliouglu y Jonathan Rea, dos gigantes, están lavando en sueños futuros un presente compuesto por segundos y terceros lugares, cuando es bueno.
Bautista pilotó la Ducati MotoGP durante dos medios días en Misano, solo, lejos de la televisión, los periodistas y todo lo demás. Sin embargo, el interés de la gente ha sido muy alto, las audiencias de los sitios especializados se han disparado y las redes sociales han entrado en fibrilación. Todos preguntándose cuánto había disparado. Solo significa una cosa: el motociclismo, aún hoy, no necesita youtubers y tiktokers, sino buenas historias que contar. Mejor si épica y un poco loca, como este madrileño de 39 años que en vez de retirarse y disfrutar de las dos chicas, ha vuelto a jugar con la MotoGP. Con la serie de ideas para ejecutar…
Está claro que pasa
“Esta prueba es solo un premio por ganar el Campeonato del Mundo». es la mentira inocente que nos contó Álvaro Bautista antes de empezar a rodar. De haber sido así, habría bastado con darle unas vueltas en una ocasión logísticamente más conveniente para Ducati, quizás al final de uno de los lunes de test repartidos por el calendario del Mundial. No hubiera ayudado movilizar al equipo de pruebas y medio ejército de técnicos. Ni siquiera fue necesaria la presencia del gran jefe Luigi Dal’Igna, que ha mimado a Bautista desde los días del Campeonato del Mundo de 125cc (2006) con Aprilia. Así que Bautista volverá a visitar MotoGP como piloto es prácticamente seguro. Aruba, es decir, el propietario-patrocinador del equipo oficial Ducati Superbike, también apoya el comodín ocasional de MotoGP del probador Michele Pirro. Así que la infraestructura (y los acuerdos económicos relacionados) ya están ahí. Simplemente cambie el número en D16.
Dorna entendió que…
Los fanáticos se preguntan qué podría hacer un Álvaro Bautista entre los niños de MotoGP de hoy. Probablemente será fuerte, tal vez muy fuerte. Pero al final el resultado es secundario, hay otros elementos predominantes. Uno para todos: Dorna finalmente ha entendido que la oposición entre Superbike y MotoGP es una fantástica chispa de interés. Como gerente de MotoGP, durante veinte años Carmelo Ezpeleta vio las Superbikes como humo y espejos. Por el contrario, la Superbike de la mano de los hermanos Flammini siempre ha utilizado la máxima categoría como espejo reflectante para aumentar año tras año la audiencia y el interés. Con una receta sencilla: diferenciarte. En MotoGP los pilotos geniales, en Superbike los más duros, jugando hombro con hombro en la última curva en pistas anticuadas. Funcionó muy bien.
Partiendo de cero en 1988, en menos de diez años la Superbike se había convertido en una alternativa muy peligrosa al Campeonato del Mundo, que floreció allá por 1949. En algunos países, como Gran Bretaña, la Superbike ha sido más rápida que la MotoGP. durante años. Tanto es así que en 2012, para poner fin al incómodo conflicto, Dorna compró la alternativa. Y en los años siguientes, habiéndose convertido en monopolista, apenas lo mantuvo vivo, asegurándose de que no creara ninguna perturbación. Después de diez años, los españoles han entendido que la Superbike también puede convertirse en un recurso para ellos. La prueba de Bautista en Misano fue valorada y promocionada de la mejor manera posible. Es un punto de inflexión de época.
cinco ocasiones
Entonces, sume dos y dos: si una prueba ha tenido comentarios similares, despertando atención, interés y, por lo tanto, negocios, imagínense si Dorna no hace todo lo posible para que Álvaro Bautista corra. Tal vez solo una vez: el desafío sin apelación tendría su encanto. Pero como el motociclismo actual es bulímico, es fácil que los grandes pilotos estén pensando en algo más sustancial. El calendario podría permitir la presencia de Álvaro Bautista en cinco GP, ya que muchos correrán cuando ya finalice el Mundial de Superbikes. El primer lugar útil es Phillip Island, el 22 de octubre: en 2018, como reemplazo de Jorge Lorenzo en la Ducati de fábrica, Bautista terminó cuarto, dando urticaria a Dovi y regresando a casa con muchas recriminaciones. “Ducati sabe lo que me gustaría hacer” fue el saludo de Bautista desde Misano. No lo sabemos, pero podemos imaginarlo.